Recuerdos de un Terremoto que también afectó al sector agrícola

Toda la región de Coquimbo se vio afectada por el terremoto de 8,4 grados que afectó la zona antes de las Fiestas Patrias hace 5 años ya. Las autoridades regionales y nacionales de inmediato comenzaron a monitorear la situación, que en la medida que pasaba el tiempo se tornó más grave producto del tsunami que también llegó a la zona costera.

En su momento se habló de un terremoto falso; porque en algunas comunas no se evidenciaron los daños a simple vista, pero si en los interiores, porque las estructuras de adobe estaban dañadas y con graves problemas que requerían de reparación o demolición.

El mundo agrícola estuvo afectado porque en gran parte existen viviendas de barro que se afectaron producto del fuerte movimiento telúrico; fueron más de mil viviendas con daños, algunas demolidas porque un 22% eran irreparables.

Ha pasado el tiempo y algunas se repararon y otras dieron paso a nuevas construcciones, lo importante es efectuar un catastro actualizado de las viviendas y los daños estructurales, porque se transforman en un peligro para sus habitantes. Se observan en buen estado por fuera, pero por dentro con quiebres y daños evidentes.

El mundo agrícola además de ayudas en el ámbito productivo, también debe recibir apoyos de expertos y estudios como en este caso, porque somos un país sísmico y debemos prevenir daños o víctimas en el sector rural, así como invertir en adelantos como la energía y también el agua potable.

Somos un país que ha logrado salir adelante ante las catástrofes, el terremoto del 2015 no fue la excepción, pero todos debemos colaborar en medidas eficientes en las reconstrucciones, que sean a tiempo y en los plazos convenidos, adelantarnos a nuevos hechos, resguardar la infraestructura y trabajar por un mejor país.

A 5 años del terremoto un saludo especial a las familias de las víctimas de este lamentable hecho que se une a varios otros donde la naturaleza demuestra su poder. Importante siempre estar prevenidos, planes de comunicación familiar, mochila de emergencia y otras medidas que eviten una desgracia mayor.